Un bombín en Bolivia

El bombín es un sombrero con forma de hongo, duro para proteger la cabeza. Una opción que servía antiguamente como elección entre la formalidad de la chistera de las clases altas y la naturalidad de los sombreros blandos de fieltro de las clases más bajas. Así que el bombín, a finales del siglo XIX, servía como punto intermedio.

Durante el transcurso de los años, el bombín ha quedado como mero símbolo de una época, ya no se usa habitualmente, al menos en Europa. ¿Dónde entonces? En Bolivia. Y nada más y nada menos que por las mujeres indígenas, cuya imagen típica que muchos recordamos es su pollera, el aguayo y su bombín.

 

Curiosas teorías y significados

Parece mentira, pero poca gente sabe a ciencia cierta como llegó un gorro inglés a tener tanta popularidad en esta cultura. Existen muchas teorías, una explica que fueron enviados a Perú y Bolivia durante la construcción de los ferrocarriles y estaba dirigido a los europeos que trabajan allí, pero la medida de los sombreros era tan pequeña que optaron por dárselos a los indígenas. Otras teorías explican la llegada de un comerciante italiano que intentó poner el sombrero de moda en el país.

Pero bien, lo que a mí verdaderamente me importa es el significado de este complemento para las mujeres del país. El bombín representa el honor y la autoridad dentro de la comunidad, por lo que es frecuente su uso dentro del círculo de ancianos a quienes, como en todas las comunidades sudamericanas, se les guarda respeto y consideración. Como tal, el sombrero constituye una muestra de sabiduría y de capacidad para dirigir al pueblo o participar de la toma de decisiones importantes. En la actualidad, incluso se usa como muestra de la condición civil de la mujer, poniéndoselo para un lado si es soltera y para el otro si está casada.

En cuanto a la comunidad

Los indígenas, de mayoría quechua o aymara,  han sabido preservar las tradiciones de sus ancestros en la vestimenta, la lengua y el estilo de vida. Bolivia presenta en todas sus variantes culturales una enorme influencia de este pasado precolombino, lo cual implica que la cultura popular ha sufrido muy pocas transformaciones debido, probablemente, al aislamiento geográfico del país. Paradójicamente, Bolivia, uno de los países más precarios en Sudamérica,  lleva la vanguardia en el tema de los derechos indígenas, por el hecho de haber dictado leyes especiales, haber creado ministerios públicos específicos para atender estos asuntos, por haber suscrito el Convenio N°169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y por haberse declarado constitucionalmente un Estado multicultural con reconocimiento específico de las diversas nacionalidades en la Constitución de la República. Sin embargo, en la práctica, se evidencia que los diversos pueblos, gozan hasta hoy de una “ciudadanía precaria” y son afectados por una intensa discriminación.