Se vende el tesoro del Congo a cambio de…NADA

El segundo pulmón del mundo, situado en la República Democrática del Congo, está siendo aniquilado por compañías internacionales (en este caso, sobre todo europeas) y, además, causando el caos en 40 millones de personas que dependen de la desforestación de sus propios bosques para sobrevivir a la miseria.

¿Cómo te sentirías si para conseguir un sueldo, que en este caso es mísero, te vieras con la obligación de destruir tu hábitat y para colmo, una vez finalizado el trabajo, no te pagaran por el servicio? Esta situación es la que explica el reportaje realizado por Greenpeace con la colaboración de Marion Cotillard, actriz francesa galardonada con un Óscar por La vida en rosa, en su viaje por el Congo durante varias semanas. 

El soborno y la estafa

Mientras las empresas sobornan a los oficiales y estafan a la población local para explotar sus bosques, éstos junto a las tantas especies de animales de la zona se encuentran en peligro. La explotación no se basa solamente en la tala de árboles como materia prima, sino que también el ecosistema de la zona se daña a raíz de la construcción de los caminos que les conducirán a la zona que les interesa, con lo cual la gran parte de la fauna ya ha desaparecido.

¿Y el gobierno?

En cuanto a los oficiales locales de la administración de Oshwe para la protección de los bosques, los cuales dependen del gobierno congolés, repito: dependen del GOBIERNO CONGOLÉS, se sienten completamente desplazados del sistema. Ellos, cuyo trabajo principal es velar por la tala de árboles en las zonas permitidas y evitar así la explotación ilegal, llevan esperando más de seis o siete meses para que el Estado les proporcione vehículos para poder trabajar, además a 50 oficiales no se les paga ningún sueldo, solamente cinco reciben 30 euros al mes. Para colmo, la Policía Nacional del Congo protege a las empresas como Sodefor. Son intocables.

El trabajo duro

Sin seguridad, cobrando 21 o 22 euros al mes por madera que en Europa se venderá a precios mucho más elevados, millones incluso; talando 30 árboles por mes aprox. así es el trabajo de un congolés en los bosques. Además, de cada árbol se llevan 4 metros más o menos, el resto se queda en el bosque, sin utilidad alguna.

Sal o cerveza es lo que ofrecen las empresas, ¿a cambio de qué? De quedarse durante 2 o 3 años talando un número indeterminado de árboles. Y la gente acepta. ¿Por qué? Porque no tienen otro remedio, no conocen sus derechos y no tienen medios para hacerse oír. Esto sí que es una broma de muy mal gusto.

A continuación os dejo los vídeos sobre este reportaje.